Escuela de Naturaleza, situado en lo alto de una ladera cóncava imponente de aproximadamente ocho hectáreas, se extiende por tres lados hasta los arroyos y el lecho del río. Cientos de almendros y olivos salpican el paisaje, en valles repletos de flores y arbustos silvestres que sirven de alimento a las colmenas de abejas cuya miel da fama a Colmenar. El pueblo cuenta con diversas granjas de cabras encargadas de la producción del famoso queso; desde el hotel podrá oír los cencerros del rebaño pastando por las tranquilas praderas. Junto al hotel, se encuentra el fabuloso jardín persa que da nombre al hotel. La simple y llana idea de un jardín con origen en la Antigua Persia —piense en los jardines colgantes de Babilonia—, un jardín que incorpora los ingredientes esenciales de los primeros jardines jamás creados en el planeta Tierra: agua, sombra y alimento a base de cidras, higos, granadas, aceitunas y dátiles.

Al oeste, campos de olivos y almendros; al sur, un paseo excepcional marcado por veinte estatuas de santos —locales, nacionales y privadas— protegen y guían a los huéspedes hasta un viejo roble español con cien años de antigüedad.

El grandioso jardín se halla rodeado por arrayán y atravesado por estrechos canales de agua. A lo largo del recorrido por los jardines, una exposición permanente de esculturas, grandes y pequeñas, permite a los artistas de la zona exponer sus obras para que siempre quede algo nuevo por descubrir. Las laderas que rodean al hotel están cubiertas de plantas indígenas: tres tipos de fragante tomillo, santolina, romero silvestre, genista amarilla y amapola escarlata. Robles, pinos mediterráneos, cipreses y algarrobos completan el cuadro.

El aroma del pimiento peruano dará la bienvenida a los huéspedes y el jazmín impregnará el patio de calma. Uno de los propietarios del hotel es una escritora avezada en jardinería cuyas decisiones sobre la plantación impactan de inmediato. La fresca magnolia y los cidros deleitarán a los huéspedes y aquellos que muestren entusiasmo por los jardines andaluces podrán hacer del hotel un campamento base desde el que poder visitar la Alhambra y el Generalife en Granada, los Jardines Botánicos de la Concepción en Malága, la Casa del Rey Moro en Ronda y el Alcázar de los Reyes Cristianos y el Patio de los Naranjos en Córdoba.